viernes, 27 de febrero de 2015

El acoso del profesor hacia el alumno
Al hablar de bullying y acoso escolar en general, siempre suele hacerse referencia a los maltratos efectuados y recibidos entre pares, o incluso de alumnos hacia profesores. Pero pocas veces se enuncia la situación inversa. Existen una gran cantidad de casos, de toda índole y magnitud, en donde los que se ven sometidos a agresiones y humillaciones son los alumnos. Y los victimarios son ni más ni menos que los encargados de su formación. Una realidad que va in crescendo día tras día y que se convierte en una preocupación no siempre revelada.

Violencia en las aulas.
A veces, hablar de ciertos aspectos de la vida es hacer una referencia directa a las relaciones de poder. Muchos ámbitos habituales de la cotidianeidad de cualquier persona están teñidos de ellas. El trabajo, la familia, los centros educativos... En todos ellos se tejen estos complejos entramados en los que, obviamente, hay categoría superiores y otras supeditadas a ellas. Pero, y esto es algo común que ocurra en condiciones de estas magnitudes, las relaciones de poder terminan trastocándose en determinadas circunstancias. Es allí cuando aparece el abuso del poder que se detenta. Y también su derivado, el acoso. Lamentablemente, un lugar donde una persona va a formarse como tal, a incorporar conocimientos, a instruirse para poder progresar en su vida, muchas veces termina transformándose en una tortura para algunos alumnos. Es que allí reciben todo tipo de maltratos, lo que más comúnmente se denomina como Bull ying, un término que está harto en boga últimamente y que hasta ha alcanzado diversos subtipos del mismo. Acaso una definición bastante acertada de lo que es el Bull ying la contempla un trabajo esbozado por Rodríguez Piedra, Sean y Pedreira Mazza, quienes indican con claridad que “no se trata de un episodio esporádico, sino persistente, que puede durar semanas, meses e incluso años. La mayoría de los agresores o bulles actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar. Un rasgo específico de estas relaciones es que el alumno o grupo de ellos, que se las da de bravucón, trata de forma tiránica a un compañero al que hostiga, oprime y atemoriza repetidamente, y le atormenta hasta el punto de convertirle en su víctima habitual. Así pues, se define la conducta Bull ying como la violencia mantenida, física o mental, guiada por un individuo o por un grupo, dirigida contra otro individuo que no es capaz de defenderse a sí mismo en esta situación, y que se desarrolla en el ámbito escolar “Pero, ¿qué pasa cuando el instigador es el profesor y no otro alumno?
EL BULLYING DOCENTE
Una de las modalidades de bullying que más se han puesto en práctica últimamente (o al menos que más notoriedad han cobrado, porque existe como tal desde que hay educación institucional) es la que se denomina como acoso escolar de profesores a alumnos, a veces pasada por alto o disfrazada como ejercicio de poder o de autoridad. Pero esto se ha ido convirtiendo en un auténtico problema para varios alumnos que ven día tras día como son sometidos por sus propios docentes, sin motivos aparentes.El acoso escolar por parte de profesores hacia los alumnos es doblemente agravado. Si bien el bullying que se practica entre compañeros supone una relación de poder dialéctica entre dominador y dominado, el problema se establece entre pares, entre dos de una misma condición. No es el mismo caso cuando sucede de esta manera, ya que la equipa ración de fuerzas es imposible. El poder es todo de uno. Y el docente es quien decide en última instancia. Pero, ¿cuáles son las maneras concretas de acosar un profesor al alumno? Las hay muchas y muy variadas. Y lo que es peor, el blanco a elegir suele ser bastante amplio. Por empezar, lo más común es la agresión mediante palabra, la humillación en público frente a los compañeros, la burla, el desprecio y, por encima de todas las cosas, el trato desigual ante los demás. El comportamiento diferencial con unos y otros alumnos hace de esto algo mucho más grave de lo que parece en un sitio donde tendría que reinar la equidad. Haciendo una mala interpretación del sistema educativo, algunos docentes  abusan de su situación de poder, por una razón o por otra, de los alumnos “tomados como blanco”, que sufren desaprobaciones de exámenes sin causa visible, trato distante, mentiras, castigos, hasta llegar a casos graves de acoso como lo pueden ser el de tipo sexual (mucho más común de un profesor de sexo masculino al alumnado del género opuesto), alcanzando ribetes gravamos como las amenazas de diferente índole. Pero en todo esto tiene mucho que ver la conformación de identidad del docente acosador.
PERFIL DEL AGRESOR
El profesor que ejerce el acoso escolar suele ser una persona que transporta sus problemas cotidianos y sus frustraciones hacia su alumnado, que en realidad tendría que recibir de ellos instrucción y formación. Generalmente están convencidos de que deben aplicar rigurosamente su autoridad. Incluso el reconocido autor en materia de Bullying Ti Fiel ha llegado a trazar un perfil bastante elocuente de estas personas, que tienen “rasgos narcisistas, paranoides, se auto convencen de que tienen razón en su hostigamiento y de que su comportamiento es justo (…). Tienen sentimientos de inferioridad y fracaso; son incapaces de afrontar su incapacidad y para desviar la atención sobre sus limitaciones arremeten contra otros; son irresponsables e incompetentes”. Drástico pero no errado en sus palabras ha sido el investigador.

Los docentes que practican Bullying sobre alumnos suelen actuar motivados por el miedo. El miedo a perder el control de una clase, el miedo a ser agredidos por los jóvenes e incluso el miedo a ser dejados en ridículo por aquellos que se muestren talentosos e inteligentes. Lo más normal es que sean personas sin demasiada experiencia, formación ni preparación previa para tomar tamaña responsabilidad, la de educar a las futuras generaciones. Lo que es peor en este tipo de casos es que la víctima puede ser, literalmente, cualquiera. No necesariamente tiene que ser un alumno retraído y con problemas de sociabilidad como sucede en el Bullying entre pares, sino que perfectamente puede ser alguien totalmente trabajador y estudioso, como aquel que se la pasa generando revuelo o el que se mantiene indiferente. El problema está cuando el docente acosador pone el ojo sobre él, motivado por ese miedo a ser desbordado en cualquier sentido por el que se sabe un eslabón debajo en la cadena del poder educativo.







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