El acoso del profesor hacia el alumno
Al hablar de bullying y acoso escolar en
general, siempre suele hacerse referencia a los maltratos efectuados y
recibidos entre pares, o incluso de alumnos hacia profesores. Pero pocas veces
se enuncia la situación inversa. Existen una gran cantidad de casos, de toda
índole y magnitud, en donde los que se ven sometidos a agresiones y
humillaciones son los alumnos. Y los victimarios son ni más ni menos que los
encargados de su formación. Una realidad que va in crescendo día tras día y que
se convierte en una preocupación no siempre revelada.
Violencia en las aulas.
A veces, hablar de ciertos aspectos de la vida es hacer una referencia
directa a las relaciones de poder. Muchos ámbitos habituales de la
cotidianeidad de cualquier persona están teñidos de ellas. El trabajo, la
familia, los centros educativos... En todos ellos se tejen estos complejos
entramados en los que, obviamente, hay categoría superiores y otras supeditadas
a ellas. Pero, y esto es algo común que ocurra en condiciones de estas
magnitudes, las relaciones de poder terminan trastocándose en determinadas
circunstancias. Es allí cuando aparece el abuso del poder que se detenta. Y
también su derivado, el acoso. Lamentablemente, un lugar donde una persona va a
formarse como tal, a incorporar conocimientos, a instruirse para poder
progresar en su vida, muchas veces termina transformándose en una tortura para
algunos alumnos. Es que allí reciben todo tipo de maltratos, lo que más comúnmente
se denomina como Bull ying, un término que está harto en boga últimamente y que
hasta ha alcanzado diversos subtipos del mismo. Acaso una definición bastante
acertada de lo que es el Bull ying la
contempla un trabajo esbozado por Rodríguez Piedra, Sean y Pedreira Mazza,
quienes indican con claridad que “no se trata de un episodio esporádico, sino
persistente, que puede durar semanas, meses e incluso años. La mayoría de los
agresores o bulles actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar
y dominar. Un rasgo específico de estas relaciones es que el alumno o grupo de
ellos, que se las da de bravucón, trata de forma tiránica a un compañero al que
hostiga, oprime y atemoriza repetidamente, y le atormenta hasta el punto de
convertirle en su víctima habitual. Así pues, se define la conducta Bull ying
como la violencia mantenida, física o mental, guiada por un individuo o por un
grupo, dirigida contra otro individuo que no es capaz de defenderse a sí mismo
en esta situación, y que se desarrolla en el ámbito escolar “Pero, ¿qué pasa
cuando el instigador es el profesor y no otro alumno?
EL BULLYING DOCENTE
Una de las modalidades de bullying que
más se han puesto en práctica últimamente (o al menos que más notoriedad han
cobrado, porque existe como tal desde que hay educación institucional) es la
que se denomina como acoso escolar de profesores a alumnos, a veces pasada por
alto o disfrazada como ejercicio de poder o de autoridad. Pero esto se ha ido
convirtiendo en un auténtico problema para varios alumnos que ven día tras día
como son sometidos por sus propios docentes, sin motivos aparentes.El acoso
escolar por parte de profesores hacia los alumnos es doblemente agravado. Si
bien el bullying que se practica entre compañeros supone una relación de poder
dialéctica entre dominador y dominado, el problema se establece entre pares,
entre dos de una misma condición. No es el mismo caso cuando sucede de esta
manera, ya que la equipa ración de fuerzas es imposible. El poder es todo de
uno. Y el docente es quien decide en última instancia. Pero, ¿cuáles son las
maneras concretas de acosar un profesor al alumno? Las hay muchas y muy
variadas. Y lo que es peor, el blanco a elegir suele ser bastante amplio. Por
empezar, lo más común es la agresión mediante palabra, la humillación en
público frente a los compañeros, la burla, el desprecio y, por encima de todas
las cosas, el trato desigual ante los demás. El comportamiento diferencial con
unos y otros alumnos hace de esto algo mucho más grave de lo que parece en un
sitio donde tendría que reinar la equidad. Haciendo una mala interpretación del
sistema educativo, algunos docentes abusan de su situación de poder, por
una razón o por otra, de los alumnos “tomados como blanco”, que sufren
desaprobaciones de exámenes sin causa visible, trato distante, mentiras,
castigos, hasta llegar a casos graves de acoso como lo pueden ser el de tipo
sexual (mucho más común de un profesor de sexo masculino al alumnado del género
opuesto), alcanzando ribetes gravamos como las amenazas de diferente índole.
Pero en todo esto tiene mucho que ver la conformación de identidad del docente
acosador.
PERFIL DEL AGRESOR
El profesor que ejerce el acoso escolar
suele ser una persona que transporta sus problemas cotidianos y sus
frustraciones hacia su alumnado, que en realidad tendría que recibir de ellos
instrucción y formación. Generalmente están convencidos de que deben aplicar
rigurosamente su autoridad. Incluso el reconocido autor en materia de Bullying Ti Fiel ha llegado a trazar un perfil bastante elocuente de estas personas, que
tienen “rasgos narcisistas, paranoides, se auto convencen de que tienen razón
en su hostigamiento y de que su comportamiento es justo (…). Tienen
sentimientos de inferioridad y fracaso; son incapaces de afrontar su incapacidad
y para desviar la atención sobre sus limitaciones arremeten contra otros; son
irresponsables e incompetentes”. Drástico pero no errado en sus palabras ha
sido el investigador.
Los docentes que practican Bullying
sobre alumnos suelen actuar motivados por el miedo. El miedo a perder el
control de una clase, el miedo a ser agredidos por los jóvenes e incluso el
miedo a ser dejados en ridículo por aquellos que se muestren talentosos e
inteligentes. Lo más normal es que sean personas sin demasiada experiencia,
formación ni preparación previa para tomar tamaña responsabilidad, la de educar
a las futuras generaciones. Lo que es peor en este tipo de casos es que la
víctima puede ser, literalmente, cualquiera. No necesariamente tiene que ser un
alumno retraído y con problemas de sociabilidad como sucede en el Bullying
entre pares, sino que perfectamente puede ser alguien totalmente trabajador y
estudioso, como aquel que se la pasa generando revuelo o el que se mantiene
indiferente. El problema está cuando el docente acosador pone el ojo sobre él,
motivado por ese miedo a ser desbordado en cualquier sentido por el que se sabe
un eslabón debajo en la cadena del poder educativo.
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